Pésimo dato de ventas minoristas para EE.UU. ¿Qué implicaciones tiene para el PIB y el “tapering”?
Éste es el de las ventas minoristas para enero, que fue nefasto: salió en enero peor de lo esperado, pero además hubo revisiones a la baja en las cifras de diciembre y noviembre. Y de aquí surgen tres cuestiones: uno, qué implicaciones tienen las revisiones a la baja para el PIB del cuarto trimestre de 2013; dos, qué perspectivas ofrece el gasto de consumo para este inicio de 2014, y tres, hasta qué punto las recientes malas cifras económicas (diciembre/enero) se deben atribuir a las adversas condiciones climáticas (que por cierto, se prologaron con al reciente tormenta al mes de febrero).
En nuestra semana entrante ya habíamos advertido que el riesgo era que las ventas minoristas viniera peor de lo que pronosticaba el consenso: el final de las navidades, el frío y la nieve hizo que se quedara cada uno en su casa, calentito, en vez de salir a gastar.
Y así fue: las ventas minoristas de enero vinieron sustancialmente peor de lo previsto. Se contrajeron un 0.4% cuando el consenso estimaba que la lectura fuera de 0.0%. El dato se ve aún mucho peor si tenemos en cuenta que la cifra de diciembre se revisó a la baja (de +0.2% a -0.1%), así como la de noviembre (de +0.4% a +0.3%). Por tanto, la cifra de enero es en verdad mucho más débil de lo que de por sí fue.
Excluyendo el volátil componente de autos, las ventas minoristas mostraron una lectura de 0.0%, por debajo del aumento de 0.1% que esperaba el consenso. Aquí también la revisión a la baja de diciembre fue sustancial, de +0.7% a +0.3%.
Las cifras son ciertamente preocupantes, y empieza a suscitar dudas sobre si estamos ante un cambio de tendencia en la economía o si sólo es un bache en la actividad relacionado con el clima. Hay que recordar que tras el flojo dato de empleo de diciembre, se miró con lupa las cifras de ventas minoristas de diciembre. Y el hecho de que salieran robustas alivió a los mercados (y probablemente a la Fed). Pero con las revisiones a la baja del reporte de hoy, la historia es bastante distinta.
El PIB en el cuarto trimestre de 2014 creció a un firme ritmo de 3.2%. Y lo que más gustó del dato fue, precisamente, el comportamiento del gasto de consumo, que se expandió a una tasa de 3.3%, la tasa más elevada desde el cuarto trimestre de 2010 (4.3%). El consumo privado, que representa en torno a 2/3 del PIB, aportó 2.26 puntos porcentuales al crecimiento del cuarto trimestre.
Sin embargo, con los números de hoy cambia la historia: las revisiones a la baja de noviembre y diciembre implican que el consumo aportó al PIB nada menos que 2,290 millones de dólares (mdd) menos de lo originalmente publicado en el reporte avanzado. El llamado grupo de control, que se utiliza de proxy para el componente de gasto de consumo del PIB y que excluye autos y materiales de construcción, se redujo en 2,473 mdd.
Las ventas minoristas representan en torno a un 23% del gasto de consumo total. Pero a partir de la evolución de las ventas minoristas, extrapolando su comportamiento, junto con un déficit comercial para diciembre más amplio de lo incorporado en el reporte avanzado del PIB, estimamos que el crecimiento económico de EE.UU. para el cuarto trimestre del año pasado podría ser revisado fuertemente a la baja, de 3.2% a algo próximo a 2.5%. Los inventarios de negocios de diciembre, otra de las últimas piezas que faltaban para completar el PIB del cuarto trimestre, se incrementaron un 0.5% en diciembre, por encima de lo estimado (0.4%), quizás justamente por el peor comportamiento del gasto de consumo de lo originalmente previsto.
Lo malo es que la inesperada debilidad del gasto de consumo al final del año pasado, revelada por las cifras de hoy, se puede trasladar a todo el primer trimestre de este año, y el crecimiento del gasto de consumo podría ser inferior al 2.0%, quizás en torno al 1.75%, lo que dejaría el PIB para el primer trimestre del año en torno al 2.0%.
Y aquí entra en juego la tercera pregunta: ¿estamos ante un cambio de tendencia en la economía de EE.UU., que podría haber quebrado su tendencia de recuperación, o sólo es un traspiés por el gélido clima?. Pues no está claro. Lo malo es que en febrero, con esta tormenta polar, el panorama no se ve mucho mejor.
La próxima reunión de la Fed es el 18 y 19 de marzo. Uno esperaba que en febrero, con el mejor clima, las cifras rebotaran. Antes de la reunión tendremos otro dato de empleo (7 de marzo) y otro de ventas minoristas (13 de marzo). Pero si las nevadas de hoy azotan las cifras de nuevo, y vemos otra vez malos números, ¿qué pasará?.
En general, las cifras de hoy son muy importantes y cambian de manera sustancial el escenario macroeconómico de EE.UU. Hasta ahora sabíamos que el empleo andaba mal: pero se achacaba el clima, y como el consumo privado exhibía fortaleza, la Fed no parecía demasiado preocupada. Sin embargo, el reporte de hoy cambia la historia: el empleo anda débil, y también el consumo privado, que terminó el año pasado con poco fuelle y así empezó este 2014. A esto hay que sumar que el sector inmobiliario, durante la segunda mitad de 2013, se desaceleró de forma abrupta, al tiempo que la inflación sigue marchando demasiado baja. Janet Yellen, apenas el martes, decía que dado el escenario que manejaban, preveía que siguieran con el “tapering” a “pasos mesurados”. Hoy no está tan claro.
