La salud, un bien público

El Covid-19 nos recuerda que el sistema de salud en México debiera ser universal en su provisión y en su calidad; además, provisto por el estado.
1 Abril, 2020

El Covid-19 le ha recordado al mundo que la salud es un bien público.

Los economistas llaman a un bien público aquél que reúne dos condiciones sine-qua-non, la no-rivalidad y la no posibilidad de exclusión del consumo del mismo.

La primera característica se refiere a que el consumo de un bien o servicio por parte de un individuo no le quita la posibilidad de consumirlo a otro más (lo que implica que el costo marginal de producirlo es cero).

La segunda es la posibilidad de no poder excluir del consumo a alguien que no pague por ello. El típico ejemplo es el de la defensa nacional. Una vez que se produce no se puede excluir a nadie de su consumo y el hecho de que el vecino goce de ella, no implica que yo no disfrute de la misma.

Por lo mismo, un bien público debe ser producido por el Estado. De otra manera no se produciría. Es pues, uno de los clásicos argumentos para la intervención estatal, pues es considerada una falla de mercado.

Desde ese punto de vista muchos consideran que la salud no es un bien público, porque no reúne las dos condiciones anteriores (los que se oponían al Obama-care, son representativos de esta posición; los que se oponen en México a un sistema de seguridad social universal, también).

Sin embargo, hay un debate sobre si es en realidad un bien público impuro. Desde mi perspectiva, la actual crisis del Covid-19 desnuda la oposición a que la salud sea considerada un bien público. Hay varias razones para considerar la salud como un bien público -cierto, impuro.

Primero, la salud pública es un servicio de propiedad colectiva que depende de las condiciones para crear la salud de todos, es decir depende de fuerzas económicas, sociales, institucionales y estructurales. Estas condiciones no se pueden comprar ni poseer. Solo el Estado puede hacerlo. Por ejemplo, la salutogénesis1 busca la no exclusión y la no rivalidad, es pues, un bien público y debe ser provisto por el Estado.

Segundo, la salud del colectivo representa un beneficio no solo para quien lo recibe, sino para la sociedad. Ello no solo en términos de contagio, sino de ganancias en productividad en una sociedad.

Tercero, con la globalización, también nuestra salud depende de la salud de la población de otros países. El Covid-19 es un ejemplo de esto. Las pandemias son la última expresión de ello. Por ello, y más aún, la salud es un bien público global.

Y, cuarto, la equidad como creador de externalidades positivas. La salud es, junto con la educación, los dos instrumentos más importantes para nivelar la cancha.

En suma, el Covid-19 nos recuerda que el sistema de salud en México debiera ser universal en su provisión y en la calidad de ésta (el seguro popular, infortunadamente no era homogéneo en calidad con respecto a servicios del IMSS) y, además, provisto por el Estado.

La lección, y la oportunidad, es avanzar hacia un sistema de seguridad social universal (SSU)2. Para ello, es necesaria una reforma fiscal que sea un medio para el fin primero, la SSU.  Siempre pensé que el presidente actual iría en esa dirección, todavía es tiempo.

 

[1] La salutogénesis es un enfoque médico que se refiere a que la salud es primero preventiva, y luego curativa.

[2] Eso no quita que hay retos que superar. En Hernández Trillo, Fausto (2012) La Seguridad Social Universal en México. CIDE, México (compilador) un grupo de expertos abordan los retos y cómo superarlos.

Fausto Hernández Trillo Fausto Hernández Trillo Investigador y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Experto en finanzas públicas, macroeconomía y sistema financiero. Investigador Nacional Nivel III. Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, EU, y profesor visitante en universidades de México y Estados Unidos. Autor de 3 libros y de decenas de artículos académicos. Conferencista y consultor de organismos internacionales y del gobierno mexicano y galardonado con el Premio de Economía Latinoamericana "Daniel Cosío Villegas".