El Buen Fin: ¿Reactiva el consumo?

Los resultados de los estudios sugieren que solo existe un efecto de desplazamiento.
14 Noviembre, 2019

Como todos los años desde 2011, este fin de semana dará inicio el Buen Fin. Este se introdujo durante el sexenio de Felipe Calderón como un intento de reactivar la economía vía el consumo que en 2009 y 2010, producto de la crisis financiera internacional, había sufrido fuertes contracciones.

Esta promoción se copió de los Estados Unidos (EU). La historia de este evento se remonta a la década de los años veinte del siglo pasado en EU, cuando el día siguiente al Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) se realizaba un desfile auspiciado por Macy´s, una tienda departamental, para dar inicio a la temporada de compras navideñas, lo cual ocurría entre el 23 y 29 de noviembre.

Sin embargo, el término “Black Friday” parece tener su origen en los años sesenta en Filadelfia, debido a que durante ese día de enorme actividad comercial se provocaba un gran caos vial. El término se extendió al resto del país a mediados de la década de los setenta. Una explicación alternativa sugiere que el término hace referencia a la hoja contable de las tiendas y comercios, ya que, durante ese día de grandes ventas, sus balances se tornaban de números “rojos” (pérdidas) a “negros” (ganancias).

Con el tiempo, este día se ha convertido en el inicio de las compras que se realizan durante la temporada festiva navideña y durante el cual se ofrece al público importantes ofertas y reducciones de precios. Originalmente el evento duraba sólo el viernes y las tiendas abrían usualmente a las 6 am, pero en años recientes este horario se ha ampliado de tal suerte que ahora inicia desde el jueves por la noche. En todo caso, Black Friday se ha convertido en un referente de la actividad comercial en EU y muchos lo consideran un termómetro que indica cómo estarán las ventas durante la temporada festiva decembrina.

 

Black Friday se ha convertido en un referente de la actividad comercial en EU y muchos lo consideran un termómetro que indica cómo estarán las ventas durante la temporada festiva decembrina

 

Ese parece ser el caso mexicano en su corta historia. El Buen Fin es ya el termómetro de cómo viene el consumo y humor de los mexicanos ante éste para la temporada navideña.

Sin embargo, la pregunta es si este tipo de eventos inducen a las personas a consumir en mayor medida respecto a lo planeado por las familias, es decir, si reactivan la demanda agregada. La literatura económica en EU sugiere un contundente no. Los resultados sugieren que solo existe un efecto de desplazamiento. Me explico.

Esto significa que una familia, por ejemplo, que piensa gastar 100 pesos para la temporada navideña, en lugar de gastarlos en el mes de diciembre, ahora gasta parte de los 100 durante el Black Friday, y el restante en diciembre. En el neto, sigue gastando los 100. No hay, pues, aumento en el consumo.

Para el caso de México el único estudio al respecto que existe es para las ediciones de 2014 y 2015 del Buen Fin (de mi autoría junto con los profesores Alfredo Ramírez y Alejandro Villagómez) y arroja los siguientes resultados, sobre la base de que el periodo relevante de análisis es la temporada festiva, que va del inicio del Buen Fin hasta el 6 de enero.

El análisis del consumo consideró que los bienes relevantes para este evento y su impacto son bienes durables, en particular aparatos electrodomésticos, artículos de telefonía móvil y de cómputo, enseres del hogar y ropa han sido los de mayor demanda, como ocurre en EU.

Los resultados del análisis realizado favorecen la hipótesis de que el impacto del Buen Fin se limita a provocar un efecto desplazamiento en el consumo, como en los EU. El mayor consumo durante noviembre se reflejó en un menor consumo durante diciembre (vis a vis antes de la introducción del programa). De igual forma, el mayor consumo durante el cuarto trimestre del año en los últimos tres años tuvo como contrapartida un menor consumo durante el primer trimestre del siguiente año.

 

Los resultados del análisis realizado favorecen la hipótesis de que el impacto del Buen Fin se limita a provocar un efecto desplazamiento en el consumo, como en los EU

 

En cuanto al crédito, se pudo percibir un aumento en el uso del crédito al consumo para el mes de noviembre, sin influencia de la tendencia propia de la evolución económica, a cambio de un ligero declive en el mes de diciembre inmediato. Esto sugiere un reacomodo del consumo, más no un aumento en niveles, entre los meses conjuntos de noviembre y diciembre.

El examen del comportamiento de tarjetas de crédito concluyó que, al menos para los cuatro años de duración del Programa (2011 hasta 2015), no hubo estrictamente un mayor uso del crédito, sino que aquél que inicialmente presupuestaban los agentes para el mes de diciembre, se adelanta al mes de noviembre. Es decir, los agentes planean bien sus gastos del último bimestre del año.

Las promociones del programa Buen Fin durante esos años que involucran el uso de tarjetas de crédito, especialmente aquéllas de “meses sin intereses”, se destinan al quintil más rico de la población. Este estrato económico de la población es el que presenta el mayor porcentaje de consumo, acorde con la literatura económica y la evidencia de los países del orbe.

Finalmente, no hubo en esos cuatro años un efecto aparente de baja de precios en los meses de noviembre en los que había existido el Programa. Desde este punto de vista no es posible decir que existe un incremento perceptible del excedente del consumidor proveniente del Buen Fin para este tipo de productos.

Será interesante observar lo que pasará en esta temporada navideña que inicia este viernes con el Buen Fin, el primero de la 4T. ¿Podrá AMLO cambiar el humor de la sociedad en la mañanera del viernes y que la gente salga a comprar este Buen Fin?

Fausto Hernández Trillo Fausto Hernández Trillo Investigador y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Experto en finanzas públicas, macroeconomía y sistema financiero. Investigador Nacional Nivel III. Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, EU, y profesor visitante en universidades de México y Estados Unidos. Autor de 3 libros y de decenas de artículos académicos. Conferencista y consultor de organismos internacionales y del gobierno mexicano y galardonado con el Premio de Economía Latinoamericana "Daniel Cosío Villegas".