Innovación: Despertando a la Bella Durmiente
Por: José Luis Chicoma (@JoseLuisChicoma), Stephen Birtwistle y Ana Lucía Dávila (@AnaDavilaC89)
En un mundo donde el conocimiento se encuentra a solo un click de distancia, la innovación se convierte en la ventaja competitiva más valiosa para cualquier país.
Sin embargo, en la carrera de la innovación, México participa, pero aún tiene mucho que hacer: ha logrado diversificar su economía y la ha vuelto más compleja, como señala el Atlas de Complejidad Económica, en el que se posiciona como líder de la región ocupando el puesto 20 de 128 países que lo conforman. Este índice de la Universidad de Harvard demuestra que con el conocimiento aplicado, redes e instituciones con las que cuenta el país, se podría decir que cada vez nos encontramos más cerca de producir teléfonos inteligentes que tomates.
Sin embargo, los recursos no significan una ventaja si no se les sabe aprovechar. México tiene el potencial para producir bienes complejos, sofisticar sus exportaciones y, por ende, incrementar sus ingresos, pero los retos de la baja escolaridad y la falta de propuestas innovadoras no le permitirán aprovechar su potencial. En este sentido, México es una bella durmiente que, a pesar de contar con virtudes como su territorio, su capital humano, su desarrollo y creciente conocimiento, poco puede hacer si se encuentra sumergido en un profundo sueño del cual le cuesta tanto despertar. Mientras duerme, todo a su alrededor se mueve, cambia y avanza, y con cada salto de los demás, éste se queda uno atrás.
México es una bella durmiente pues su inversión en innovación es insuficiente para despertarla. Mientras Finlandia, el país más innovador de nuestros tiempos, invierte un equivalente al 4% de su PIB en Ciencia y Tecnología, México apenas invierte un 0.4%, aún por debajo de Brasil quien destina 1.1% y China un 1.5%. El sector privado mexicano también parece estar dormido, pues sus niveles de inversión como porcentaje del total de la inversión del país en este rubro (39%), están muy por debajo del promedio de la OCDE (67%). Los países más innovadores cuentan con una activa participación del sector privado en ciencia y tecnología como Finlandia, donde el sector privado participa con un 70% o Australia con un 58%. Así, no ha de sorprendernos que en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, México ocupe el lugar #55 de 148 países.
Aunado a esto, la institución con mayor capacidad para promover la ciencia y la tecnología en México, el CONACYT, enfrenta diversas pesadillas como el limitado presupuesto, la ineficiencia del ejercicio del mismo, la falta de instrumentos y su arreglo institucional. Este Consejo no dispone de la autoridad necesaria para llevar a cabo de manera adecuada las políticas públicas de CTI y no ha logrado actualizar los sistemas de coordinación, regulación, seguimiento y evaluación del trabajo en este sector.
Entonces, ¿cómo despertamos a la bella durmiente?, ¿cómo rompemos el hechizo del aletargamiento? En México no es necesario llamar a un príncipe de un reino lejano; la solución se encuentra en casa y más cerca de lo que imaginamos. México cuenta con instituciones que, de repensarse, podrían incrementar la innovación. CONACYT necesita fortalecerse, incrementar su autoridad y contar con un mayor presupuesto, mismo que ha de derivar de la confianza del Estado.
Además, México necesita lograr una mayor integración entre el Gobierno, el Sector Privado y la Academia para formar una triple hélice capaz de hacer al país despegar.
Finalmente, necesitamos que el Estado sea más eficiente, más creativo y, definitivamente, más atrevido. El tema de los riesgos siempre se convierte en un importante temor que inhibe a muchos, incluso a los países, a innovar. Sin embargo, cuando el riesgo se comparte las oportunidades de tomar uno aumentan significativamente. Esta es solo una de las ventajas que el esquema de las Asociaciones Público-Privadas (APPs) presenta.
Como destacamos en el trabajo de investigación más reciente de Ethos “De Hecho en México a Creado en México — Asociaciones Público Privadas con Fines de Innovación”, las APPs son el instrumento ideal para explotar un campo muy fértil, pero poco explorado con el que cuenta el país. Dichos esquemas permiten a ambos sectores compartir riesgos, potencializar el conocimiento, asegurar una eficiente producción de bienes y servicios, e incurrir contratos a largo plazo blindados contra el ciclo político.
El potencial de México, aunque existente, se encuentra cautivo por su aletargamiento y su temor a arriesgar. La bella durmiente se encuentra en un sueño pesado del cual necesita despertar y la innovación podría ser aquel balde de agua fría que ponga de pie al país y lo haga destacar.
Este artículo es parte de la publicación “De Hecho en México a Creado en México: Asociaciones Público-Privadas con fines de Innovación” que estará disponible a partir del 4 de marzo en www.ethos.org.mx
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