Fintech ¿Certeza regulatoria y reacomodo del mercado en 2019?

En el arranque de un gobierno es importante la certidumbre regulatoria. Las autoridades financieras, el banco central y la CNBV, cuentan con capital humano para garantizarla. Pero el entorno de negocios para las Fintech no necesariamente se mantendrá estable. Aquí comento estos aspectos y recomiendo una lectura.
1 Enero, 2019
El entorno de negocios para las Fintech no necesariamente se mantendrá estable.
El entorno de negocios para las Fintech no necesariamente se mantendrá estable.
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En 2018, se promulgó una ley para regular a las empresas Fintech. Esto era necesario porque nuestro país es un escenario de efervescencia de esta industria, el mayor en la América Latina.

Las empresas Fintech se han convertido en un espacio de emprendimiento para innovadores; también son un área en la que están invirtiendo muchas de las incubadoras de startups, los titanes de la economía digital y los propios bancos.

Los desarrollos Fintech no son la aplicación de tecnología digital a productos ya existentes, es desarrollo de innovación amalgamando la innovación tecnológica y el diseño, con necesidades a resolver en los servicios financieros. Generalmente son empresas pequeñas que escalan, para lo cual necesitan de una práctica regulatoria ordenada y de un entorno de negocios sano.

En el inicio de un nuevo gobierno, es importante la certidumbre regulatoria. Sin duda, las autoridades financieras, Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, CNBV, cuentan con capital humano para garantizar esa certeza. Pero el entorno de negocios para estas empresas no necesariamente se mantendrá estable. A continuación comento estos aspectos y recomiendo una lectura sobre el tema.

A 2018 se identificaban más de 340 startups Fintech en México, con una tasa de crecimiento rápida, colocando a México como líder en América Latina en número de empresas (aunque en crecimiento Argentina, Colombia y Brasil llevan un ritmo más alto). Al final de esta nota muestro los segmentos que se identifican.

La regulación de esta industria ha sido importante para la autoridad financiera en México. Para aquellos que les interese conocer más sobre este tema recomiendo el libro Normatividad bancaria 2018: Fintech, protagonista en tiempos dirruptivos: razones para legislar, de Jose Antonio Quesada, quien es un reconocido especialista del sistema financiero.

El libro de Quesada narra cómo se llevó a cabo el proceso para desarrollar la reciente regulación en México. En el último trimestre de 2015 se empezó a trabajar en una regulación para las Fintech por la presión de diferentes actores como las propias empresas Fintech, emprendedores, bancos, entre otros; con la finalidad de establecer las reglas del juego parejas para los participantes en el mercado. Sobre todo, existía presión para liberar algunas áreas de negocio que estaban prohibidas en la ley.

El hecho de contar con regulación específica aumenta el potencial de reducir los riesgos de operación, mejorar la trasparencia de las plataformas tecnológicas, establecer altos estándares de seguridad para la protección de los usuarios e inversionistas, además de fomentar la confianza de los modelos de tecnología financiera. Siempre que se ofreciera una regulación flexible y adaptable para no frenar la innovación.

El 1 de marzo de 2018 se aprobó la ley para regular las instituciones de tecnología financiera (Ley Fintech). Conformada por 145 artículos dividíos en 7 títulos y tiene por objeto regular los servicios financieros que prestan que prestan las, llamadas en la Ley, Instituciones de Tecnología Financiera o ITF, así como su organización, operación y funcionamiento.

El libro de Quesada explica que la ley busca fomentar los siguientes principios: contribuir a la inclusión financiera en México, proteger al consumidor; mantener la estabilidad financiera; contribuir a la sana competencia (esto incluye obligaciones a los operadores de telecomunicaciones y regulación de plataformas electrónicas); y fomentar la prevención y mitigación del riesgo de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.

También establece condiciones para el desarrollo de innovación tecnológica, a través de los espacios conocidos como Sandbox o areneros, donde la innovación emergente puede desarrollarse antes de entrar en los procesos de regulación que son costosos. La figura Sandbox es importante para experimentar antes de legislar, ya que un Sandbox es un banco de pruebas, donde se busca replicar condiciones reales. 

La ley sólo reconoce dos tipos de ITF, las instituciones de financiamiento colectivo (crowfunding): financiamiento colectivo de deuda, capital y copropiedad/regalías; Instituciones de fondos de pago electrónico (e-money): servicios de emisión, administración, redención y transmisión de fondos electrónicos. 

Algunos de otros elementos sobresalientes de la Ley implican que las ITF tengan la capacidad de operar con activos virtuales (representaciones de valor digital verificable que a pesar de no ser emitidos o respaldados generan unidades de su intercambio debido a su aceptación por el público). 

La ley era esencial para dar certidumbre a los inversionistas y a los emprendedores, así como dar un paso en la protección al usuario. En esta materia hay buena expectativa en el mediano plazo, ya que se ha avanzado en el terreno regulatorio. Las autoridades financieras también avanzaron en la “normativa secundaria”, que concreta la regulación.

Sin duda, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, CNBV, ha cultivado conocimiento en esta materia y tiene el personal adecuado para solucionar los retos. Además, su nuevo titular, Adalberto Palma, conoce bien el tema ya que ha estado involucrado en el análisis de modelos disruptivos para la inclusión financiera.

Uno de los tantos retos es la forma en la que -en la práctica- irán funcionado esquemas de “open banking”, así como la relación con los operadores de telecomunicaciones. Ello, además de procurar de manera efectiva la protección al usuario, la seguridad de las transacciones y de los datos personales. En estos temas, hay más preguntas y retos abiertos que soluciones de receta.

En la estructura de la industria financiera habrá reacomodos, como consecuencia de las acciones y políticas del gobierno. Esos cambios definitivamente afectarán a las empresas Fintech via algunos de sus principales clientes e inversionistas (los bancos y otros intermediarios); esperemos que ello resulte en beneficio de los usuarios. Pero dependerá del entorno de negocios por venir en el país, que la inversión en esta industria florezca.

Feliz 2019.

Dato importante: de acuerdo a Finnovista, a agosto de 2018 los seis segmentos principales de Fintech en México son: Pagos y Remesas, 23% del total con 75 startups; Préstamos, 22%; Gestión de Finanzas Empresariales, 13%; Gestión de Finanzas Personales, 11%; Crowdfunding o “fondeo colectivo”, 9%; Tecnologías para Instituciones Financieras, 7% del total con 23 startups. Los restantes segmentos emergentes quedan todos ellos por debajo del 6% de las startups identificadas en el análisis: Seguros; Gestión Patrimonial; Scoring alternativo, Identidad y Fraude; y Trading y Mercados.

Para saber más:

Quesada Palacios, José Antonio (2018) Normatividad bancaria 2018: Fintech, protagonista en tiempos dirruptivos: razones para legislar. México, Grañen Porrúa.

CEEY (2017) El sistema financiero mexicano. Diagnóstico y recomendaciones. México, Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

Información sobre las empresas Fintech en México. Radar Fintech de Finnovista. 

 

Gustavo Del Angel Gustavo Del Angel Gustavo es académico del CIDE, especializado en la historia del sistema financiero, así como en su estructura y regulación contemporáneas; ha sido profesor visitante en la Université de Paris, National Fellow en el Hoover Institution, e investigador invitado del CEEY.