Hasta el jueves pasado el cardenal George Pell era el tercer hombre más poderoso de la Iglesia Católica y estaba a la cabeza del tesoro del Vaticano. Sin embargo, una corte australiana, tierra natal de Pell, lo citó a propósito de un alegato judicial por casos de abuso sexual de niños.
Eso significa que, en este momento, el mundo de una de las figuras más poderosas del catolicismo está en picada.
Los cargos fueron archivados en Melbourne y están relacionados a múltiples instancias de abuso en contra de muchos niños del estado de Victoria.
Pese a que la policía ha rechazado especificar cuáles son los cargos o cuántas personas están involucradas como víctimas del cardenal, la acusación ha sido lo suficientemente seria como para que se solicitara la reasignación de Pell dentro del Vaticano y se le enviara de vuelta a Australia a enfrentar los cargos.
La primera citación fijada, para que Pell se presente ante la Corte, está estipulada para el 26 de julio.
El cardenal niega todos los cargos de los que se le acusa.