La crisis de Pemex: Se endeuda más... para pagar viejas deudas

El gobierno, a través de los bancos de desarrollo, le prestarán 15 mil millones de pesos a Pemex para pagar a mil 300 de sus proveedores de bienes y servicios. Un alivio para las finanzas de estas empresas; pero también la petrolera hace más grande el hoyo de su deuda
11 Marzo, 2016 Actualizado el 11 de Marzo, a las 08:58
En términos netos sus pasivos totales no disminuyeron, ahora tendrá que pagar también los intereses derivados del préstamo que le dio la banca de desarrollo.
En términos netos sus pasivos totales no disminuyeron, ahora tendrá que pagar también los intereses derivados del préstamo que le dio la banca de desarrollo.
Arena Pública

Ahora Pemex va al súper a comprar la despensa... ¡a crédito!

Esa es la grave situación financiera que vive la otrora petrolera, orgullo de los gobiernos emanados de la revolución mexicana.

Hace unos días su director general anunció que contratará créditos por 15 mil millones de pesos para pagar a mil 300 proveedores de bienes y servicios que Pemex había contratado pero que no les había pagado.

¿De dónde saldrá el dinero? Es la pregunta inmediata que brinca.  José Antonio González Anaya, su flamante director general, dice que será el mismo gobierno el que financiará esos recursos. Se lo dijo a los diputados el 8 de marzo pasado.

Serán los bancos de desarrollo del gobierno federal, Nacional Financiera, Bancomext y Banobras, los que desembolsarán el dinero para que Pemex se ponga al corriente con el 85% de las empresas proveedoras con quienes tiene adeudos.

Es decir, una estocada más para las finanzas de la petrolera que, si bien lanza un salvavidas para la supervivencia de las empresas acreedoras y a los empleos que de ellas dependen; agrava más la situación de Pemex.

¿Por qué? Porque en términos netos sus deudas totales -que al cierre de 2015 ascendieron a 3.1 billones de pesos, donde 86% son pasivos de largo plazo- no disminuyeron, por el contrario, ahora tendrá que pagar también los intereses derivados de los préstamos que les dio la banca de desarrollo.

 

Costumbre de vieja data

La costumbre de las entidades gubernamentales de contratar deuda para hacer frente a obligaciones anteriores, es de vieja data. Pero los propios datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público establecen un panorama aún más negro: el gobierno se endeuda no para pagar otras deudas o refinanciarlas en mejores condiciones, sino para ¡pagar intereses de deudas anteriores!

La dependencia calcula un indicador llamado Balance Primario, que consiste en la diferencia entre los ingresos presupuestarios totales (petroleros y no petroleros) y los gastos totales (corrientes, de inversión, participaciones), pero excluyendo el costo financiero de la deuda, es decir, los intereses y las comisiones que paga el sector público federal por la deuda que contrata.

Este Balance Primario, según se observa  en datos de las Estadísticas Oportunas de las Finanzas Públicas, ha registrado signo negativo de manera consecutiva desde el año 2009, teniendo en 2015 el desbalance más alto de la historia con -217 mil 571 millones de pesos.

En enero de este año, si bien el déficit primario fue de -10 mil 951 millones de pesos, lo que implicó una disminución de 83.6 por ciento respecto al déficit registrado en enero de 2015; no deja evidenciar que en el inicio del año el indicador del Balance Primario sigue presentando signo negativo.

¿Qué significa lo anterior en palabras llanas? Que para hacer frente a sus gastos totales sin incluir intereses de la deuda, el gobierno tuvo que pedir prestado para financiar parte de dichos gastos, lo que significa que no le quedó de otra que ¡endeudarse también para hacer frente al servicio de la deuda!

 

Bola de nieve

Dos son las consecuencias que se derivan de esta situación: uno, que el saldo de la deuda pública crece año con año sin ver un techo todavía, que a enero de este año ya suma 8.9 billones de pesos, según el indicador del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público reportado por la Secretaría de Hacienda.

Y dos, que el costo financiero de la deuda cada vez representa una proporción mayor del Presupuesto de Egresos de la Federación.

En 2015, los intereses y comisiones por deuda pagados por el sector público sumaron 407 mil 894 millones de pesos, cifra que representó 8.3% del gasto total, la proporción más alta de los últimos seis años, y dato que fue superior a los 382 mil 935 millones de pesos que gastó el gobierno para el combate a la pobreza; según reportó reciente el periódico Excélsior el mes pasado.

Expertos han advertido que la combinación de un dólar caro (que eleva el saldo y los intereses de la deuda externa) y tasas de interés más altas, tanto en el mundo como en México, hará que el gobierno tenga que desembolsar más recursos para hacer frente al servicio de la deuda, situación que obligaría a mayores ajustes a rubros importantes de gasto como la inversión, el gasto social o la prestación de servicios públicos.

Un escenario altamente probable que obliga a advertir sobre la urgencia de que el gobierno reduzca permanentemente su gasto corriente.

 

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