Dilma Rousseff en su peor momento. Crecen rechazo a su gestión y percepción de su renuncia

Dilma Rousseff tiene una tasa de desaprobación de 71%, la más alta en 25 años
6 Agosto, 2015 Actualizado el 7 de Agosto, a las 08:01
La economía en Brasi podría contraerse hasta 1.8%, mientras tanto el real brasileño en lo que va del año se ha depreciado 30%.
La economía en Brasi podría contraerse hasta 1.8%, mientras tanto el real brasileño en lo que va del año se ha depreciado 30%.
Arena Pública

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, atraviesa uno de los peores momentos en su carrera política. De hecho un alto porcentaje de brasileños no descarta que renuncie a su cargo.

El 71% de los brasileños reprueba su gestión, y los legisladores la ignoran y como muestra se aprobaron un aumento salarial de 66% a pesar de la negativa de la Presidenta.

El Instituto de encuestas en Brasil, Datafolha, dio a conocer una encuesta en la que el 71% de las personas consultadas en el país carioca, calificó de “malo” y “muy malo” el gobierno de Rousseff, mientras que 2 de cada 3 brasileños, es decir el 66%, considera que el Congreso debe abrir un juicio de impugnación contra ella, es decir no descartan la opción de que abandone el cargo.

La popularidad de Rousseff se ha desplomado, y es considerada como la mandataria con la mayor tasa de rechazo en la historia de esta encuestadora, fundada en 1990, incluso se ubica por debajo del presidente Fernando Collor de Melo -quien tenía una tasa de desaprobación de 68%- acusado de corrupción en 1992.

Una muestra más de la ingobernabilidad desde el Ejecutivo es que los diputados en el Congreso brasileño aprobaron una ley llamada PEC 443, una enmienda constitucional, a través de la cual se podría subir el salario de algunos empleados como defensores públicos, policías civiles y empleados federales públicos, que podría costarle al erario 2 mil 500 millones de reales (714 millones de dólares) pese a la negativa de la propia Dilma y de su ministro de Finanzas, Joaquim Levy, en un momento en que la economía interna pasa un trago muy amargo.

Ya el Congreso había votado a favor de elevar los salarios de los trabajadores del Poder Judicial.  A este panorama de enfrentamiento con Rousseff se suma, que los legisladores han retrasado una de las medidas de austeridad del gobierno federal que incluye elevar los impuestos a las corporaciones, por lo que parecen dar una lucha en contra de sacar adelante a su maltrecha economía.

Economía en el tobogán

El Banco Central en Brasilia, recientemente dio a conocer que prevén que este año el Producto Interno Bruto (PIB) se va a contraer 1.8%, mientras que la Comisión Económica para el Desarrollo de América Latina (CEPAL), en su más reciente informe, pronosticó una reducción de 1.5%.

Hasta a mediados de julio de este año, el país sudamericano mostró una inflación a tasa anual de 9.25%, la más alta desde abril del 2013. Superando por mucho la meta oficial inflacionaria, que es de 4.5%.

Por si fuera, poco la deuda pública de Brasilia pasó de 55.9%, nivel en el que se ubicaba antes de la entrada de Rousseff,  a 62.5% hasta mayo de este 2015.

Mientras que su moneda, el real brasileño, ha sido de las más golpeadas frente a la apreciación del dólar. En lo que va del año ha acumulado una pérdida del 30%. Hace un año el dólar se cotizaba en 2.2952 reales y al día de hoy alcanzó los 3.5671 reales, su nivel más bajo desde marzo del 2013.

La moneda carioca descendió a este nivel luego de que se dieran a conocer  los resultados sobre la desaprobación de Dilma, hasta el medio día de hoy había retrocedido 2.18%, según informó Reuters .

La crisis política que permanece actualmente en el país sudamericano, a raíz de los casos de corrupción suscitados en la empresa petrolera local, Petrobras, luego de que se descubriera que funcionarios habían desviado recursos de la compañía  a través de sobornos, sobreprecios y fraude en las licitaciones, también ha tocado al ex presidente Lula Da Silva, el -hasta hace poco- principal soporte político de Dilma.

El pasado mes de julio se emprendió una indagatoria contra Da Silva por tráfico de influencias, ya que supuestamente influyó en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social para que se otorgarán créditos a favor de la compañía Odebrecht destinado a financiar obras en otros países.

El antecedente de Collor de Melo

Sin embargo este escenario no es nuevo para Brasil que vivió una época similar al inicio de los años noventa, con un nivel importante de desaprobación hacia su presidente en medio de una economía tambaleante.

Cuando fungía como presidente Fernando Collor de Melo, en el año de 1992 tuvo que lidiar con una economía que sufría una inflación de 991%.

Y meses más tarde Collor de Melo fue sometido a un juicio de impugnación por corrupción. Los cargos fueron desvío de fondos, sobornos a empresarios para recibir favores políticos, depósito de enormes sumas de dinero a nombre empresas ficticias que terminaron en paraísos fiscales, entre otros.

En la medida en que la investigación avanzó y salieron a la luz pública estos hechos de corrupción, el presidente no tuvo más remedio que dimitir a finales de ese año.

De allí que el proceso de destitución sobre un titular del Poder Ejecutivo no sorprendería a Brasilia, considerando estos antecedentes. Un hecho que, con todo, haría temblar al gigante de Sudamérica.