Iniciativa privada busca alianzas con Noble y Lewis Energy para servicios periféricos

Organizaciones como la Canacintra y Concamin buscan amarran acuerdos para participar en las cadenas de proveeduría en proyectos energéticos que se estiman dejen una derrama económica de siete mil millones de dólares.
21 Julio, 2014 Actualizado el 21 de Julio, a las 05:30
Las compañías mexicanas deberán competir con firmas extranjeras que también buscan oportunidades con la apertura del sector energético.
Las compañías mexicanas deberán competir con firmas extranjeras que también buscan oportunidades con la apertura del sector energético.
Arena Pública

Cuando Pemex otorgó el contrato de la reconfiguración de Cadereyta al consorcio Conproca -conformado por Tribasa, Siemens y Sunkyong Engineering- los trabajadores sindicalizados y hasta los de confianza de la paraestatal, registraron con sorpresa el bajo contenido nacional que alcanzó el proyecto cuyo costo todavía es materia de litigios en tribunales de Estados Unidos.

Las empresas coreanas trajeron a sus médicos y hasta a sus peluqueros, según el testimonio de trabajadores de Pemex, por ello, en la Canacintra que preside Rodrigo Alpízar Vallejo y en la Concamin que encabeza Francisco J. Funtanet buscan cerrar la pinza y, en esta ocasión, no sólo esperan que a través de las reglas acordadas con el gobierno federal se cumpla el contenido nacional de 35%. Desde hace algunas semanas, representantes y empresarios que participan en estos dos organismos empresariales visitan a empresas como Noble Energy o Lewis Energy, líderes en la exploración de pozos en aguas profundas.

La intención de esta alianza de avanzada es cerrar con los grandes contratistas y proveedores de la industria petrolera de Houston y San Antonio, y prever los términos del suministro de bienes y servicios que en México necesitarán para cumplir con los contratos y proyectos que esperan ganar a partir del verano del próximo año.
 
La mala noticia es que, por ahora, las compañías mexicanas tendrán que conformarse con las llamadas cadenas de proveeduría que acompañarán a las empresas extranjeras que sí cuentan con la tecnología y el capital para invertir en los proyectos que liberará Pemex.
 
Los servicios periféricos para la industria de la energía serán, en el corto plazo, la gran esperanza para las empresas mexicanas que, por ejemplo, ofrecerán servicios sanitarios, de construcción de caminos que lleven a la zona de perforación, de grúas, de alimentos.
 
En otras palabras, los mexicanos aspiran a quedarse con el “detrás de cámaras” que, en términos conservadores alcanzaría siete mil millones de dólares. De no contar con esa proveeduría, estiman en Canacintra y Concamin que las compañías extranjeras podrían registrar sobre costos que afectarían sus márgenes al determinar el precio del gas o del hidrocarburo obtenido.
 
Durante el primer año, los negocios que dejaría la apertura de la industria petrolera y de la energía se ubicarían en 20 mil millones de dólares y los cabilderos del sector privado mexicano no lograron que se aceptara un contenido nacional del 40%.
 
Con más de una década de experiencia en relaciones de negocios con los proveedores extranjeros de Pemex, las compañías mexicanas saben que no será fácil hacer espacio a sus insumos y servicios, sobre todo, ahora que las cadenas integradas en Estados Unidos también reclaman espacio en el nuevo negocio que se abre en México.

 

MÁS INFORMACIÓN: Siemens, aún sin luz al final del túnel. Arena Pública, 3 de junio del 2014.