Di Matteo y consecuencia

Las grandes historias del futbol se construyen mediante una serie de escenarios que parecen tener todo en contra.
6 Septiembre, 2019
Roberto Di Matteo como jugador del Chelsea (Foto ceroacero.es)
Roberto Di Matteo como jugador del Chelsea (Foto ceroacero.es)
Tiempo extra

Las grandes historias del deporte no se escriben de un día a otro. Las hazañas más impresionantes del mundo deportivo parecen estar predestinadas y son productos de una serie de eventos que en algún momento cruzan caminos y le dan paso a acontecimientos que marcan la historia del juego.

El futbol no es ajeno a estas situaciones, es un deporte que deja muy poco margen para acontecimientos impredecibles, aquellos que correctamente catalogamos como milagros. Con el paso de los años el juego se ha perfeccionado y las diferencias entre equipos se han incrementado, dejando pocos escenarios en los que aquellos que tienen todo en contra, lleguen a salir victoriosos.

Dentro de esas historias magníficas que tiene el futbol, hay una que probablemente hemos dejado en el olvido y esa es la del Chelsea de Roberto Di Matteo. El entrenador suizo tuvo una carrera muy corta como futbolista, jugó en equipos como Zurich, Lazio y Chelsea, siendo este último el club en el que se retiró a los 31 años tras sufrir una triple fractura en la Copa de la UEFA 2001, la cual lo alejó en un principio18 meses de las canchas y prácticamente lo deja sin poder volver a caminar con normalidad.

Con el retiro a tan corta edad el siguiente paso era natural, seguir enganchando al futbol de cualquier forma. Comenzó a prepararse para ser entrenador, una tarea difícil cuando no fuiste un futbolista de gran renombre.  Sin embargo, el Milton Keynes Dons F.C, un club inglés de la League One (tercera división)  le dio su primera oportunidad en el banquillo. Un año más tarde, tomaría las riendas del West Bromich Albion, logrando el ascenso a la Premier League. Lo que parecía el inicio de una carrera exitosa como técnico, cambiaría por completo tras su despido 4 meses más tarde.

El Chelsea comenzaba la temporada 2011-2012 con mucha expectativa, tras la millonada que pagó Roman Abramóvich por el técnico portugués, André Villas Boas. El cuadro londinense se clasificó en el último partido de la fase de grupos a los octavos de la Champions League y le tocaba visitar al Napoli en San Paolo, en el encuentro de ida. Con Villas Boas en la guillotina, los ‘blues’ cayeron 3 a 1, quedado prácticamente eliminados y sin opciones de títulos en Liga y Copa.  Unos días más tarde, el Chelsea anunciaba la destitución del entrenador ‘luso’ y quedaba como interino para dirigir el encuentro de vuelta su asistente, Roberto Di Matteo.

De la noche a la mañana el Chelsea era otro equipo totalmente, hizo la heroica remontando al Napoli 4-1 en Stamford Bridge y se mantenía vivo en Europa. Tocaba enfrentarse al Benfica en cuartos de final y con un Frank Lampard imperial, vencían al cuadro portugués y de pronto estaban en semifinales ¿El siguiente rival? El Barcelona de Guardiola, ni más, ni menos.

El vigente campeón del torneo, la mejor plantilla de Europa y probablemente el mejor equipo de todos los tiempos, a eso se enfrentaba Roberto Di Matteo tras 2 meses de asumir el cargo. Luego de ganar el partido de ida por la mínima, el Chelsea visitaba el campo más difícil del viejo continente, el Camp Nou. En un partido para la historia, donde el Chelsea caía dos a cero y con un hombre menos desde el minuto 36; lograría la hazaña y  tras los goles de Ramires y Torres, sacaba su boleto ante todo pronóstico para la final.

Si el cuadro de Di Matteo ya se había enfrentado a lo imposible en rondas previas, lo que seguía no tenía punto de comparación. La final se disputaba en el Allianz Arena de Múnich y el rival era precisamente el equipo local, el Bayern de Múnich. El Chelsea se presentaba a la cita sin su capitán John Terry y sin Ramires, Meireles e Ivanović, titulares indiscutibles. La cosa totalmente cuesta arriba y más aún cuando se pone en ventaja el Bayern con gol de Müller a 10 minutos del final, pero no podíamos tener un final tan predecible, para un historia tan impredecible.

Cuarenta y siete disparos tuvo el Bayern durante todo el partido y lanzó veinte córners, mientras que el Chelsea probó solamente en siete ocasiones y a dos minutos del final lanzaría su único córner de todo el encuentro. Por su puesto, el centro de Juan Mata fue perfecto para que Drogba mandara el balón a la redes y la final al alargue. Justamente el propio de Didier cometería un penal en tiempo extra y para hacer más dramática la historia, Peter Čech se lo atajaría a Arjen Robben. El partido se fue a tanda de penales y Drogba le pondría punto final a una historia épica del futbol, convirtiendo su cobro y otorgándole su primera Champions League al Chelsea F.C.

Por supuesto que las grandes historias del deporte no se escriben de un día a otro, son consecuencia de una fractura que convierte a un futbolista en un entrenador prematuramente. Son consecuencia del despido de un técnico, que permite el interinato de otro. Son consecuencia de grandes remontadas y de auténticas hazañas ante equipos que tenían todo para vencerte. Son consecuencia de que la pelota juegue a tu favor una sola vez y que no te juegue en contra las otras veinte. La del Chelsea de Di Matteo es una de estas historias y se tiene que contar muchísimo más.

 

Alonso Revilla Alonso Revilla Apasionado de los deportes, estudiante de Negocios Internacionales en la Ibero, comentarista en EXA 95.5 Querétaro y colaborador en donbalon.com