Egresos y una verdadera reforma política

8 Octubre, 2014
Recursos Públicos

Las recientes modificaciones constitucionales, a la luz de la llamada reforma política, suponen una conformación más eficiente y transparente de los órganos del Estado. Ello, sin embargo, no vendrá acompañado de una reducción en los costos de operación del aparato estatal. Para el año entrante, el presupuesto de egresos plantea el ejercicio de un gasto de 4.6 billones de pesos.

El hecho de que en 2015 se renueva la Cámara de Diputados y que la agenda legislativa de la Presidencia de la República ha sido resuelta exitosamente en el primer tercio del sexenio, no le resta al gobierno sino esperar -y obtener- resultados positivos en la conformación de la cámara baja, no ya para apoyar futuras reformas legislativas, sino para facilitar la aprobación de los presupuestos de los ejercicios fiscales de 2016, 2017 y 2018, año este último en el que tendremos elecciones presidenciales.

El presupuesto federal se ha convertido en la figura clave del sistema político nacional para los tres niveles de gobierno y para todos los partidos políticos, pues todos ellos sustraen de él recursos para su funcionamiento y promoción, siendo obvio que quien más recursos obtenga, mayor visibilidad tendrá frente al electorado, mejorando sus posibilidades de mantenerse en el poder.

Así, el gasto público se coloca como prioridad del Estado y de los partidos, no importando los niveles de endeudamiento o el irracional incremento de impuestos, ni tampoco el sometimiento del Poder Judicial a su papel de brazo auxiliar del fisco, o el sacrificio de la congruencia partidaria, como sucedió con la diputación panista que se opuso a la reforma fiscal pero apoyó el presupuesto resultante de dicha reforma.

Como en todo proceso reformador, lo correcto es dar un voto de confianza y esperar resultados. El escepticismo que produce la edad, nos hace pensar -sin embargo- que la reforma no habrá de funcionar cabalmente, hasta en tanto no desaparezcan de nuestro lenguaje político y presupuestal conceptos tales como: moches, cochupos, chayotes, mordidas, chuchineros, colchones, guardaditos, torcer, trinquetes, entrega de documentos, cañonazos, tranzas, quebrarse, pasar charola, maicear, ten percent, ponerse guapo, copetear, doblarse, aceitar, el yo donde veo, embutes, alumbrar, ponerse la del Puebla, años de Hidalgo, gasto electorero o pasar báscula; se extinga la fauna de borregos, coyotes, caballadas flacas, grillos, pájaros en el alambre, ratones locos, vaquitas, cochinitos y mapaches; se eliminen los oficios de acarreados, aviadores, adelitas, reventadores, tiradores, guaruras, juanitas, arribistas, madrinas, charros, tapados, edecarnes y porros; y desaparezcan conceptos tales como tener palancas, tirar línea, disciplinarse, urnas embarazadas, la chiquillada, destapes, vara alta, mayoriteos, sabadazos, legislar al vapor, padrones rasurados, despensas, spotización, chicanas, dedazo, concertacesión, operación tamal, compló, tehuacanazo, dar charolazo, calentadita, toma de tribuna, videoescándalos, chamaquear, llegar a la grande, poner cuatros, operación carrusel, la avanzada, marchas, apoyo de las bases, sacarse la lotería, echar a andar la maquinaria, chicanas, tribus, lo caido caido, fuego amigo, la cargada, plantones, reloj legislativo, carro completo, y otros más que evidencian que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error y que la operación de una mayoría notoria de nuestra clase política y gobernante, dista mucho de lo prescrito por la Constitución.

Ya veremos.

@erevillamx

Eduardo Revilla Eduardo Revilla Abogado por la Escuela Libre de Derecho. Socio de Revilla y Álvarez Alcalá, S.C. Fue Director General de Asuntos Fiscales Internacionales de la SHCP y representó a la dependencia en foros y organismos internacionales. Actualmente es profesor de Derecho Fiscal en el ITAM. Es miembro de la International Fiscal Association.