Consejos de administración mexicanos, un coctel para detonar conflictos de interés

Ninguna de las empresas mexicanas estudiadas por la Cepal tiene como presidente del Consejo de Administración a un independiente. En promedio, tres accionistas tienen el 62% del control de la corporación.
5 Julio, 2017 Actualizado el 7 de Julio, a las 12:33
 En México ninguna de las empresas revisadas por la Cepal tiene a un independiente como presidente de su Consejo de Administración.
En México ninguna de las empresas revisadas por la Cepal tiene a un independiente como presidente de su Consejo de Administración.
Arena Pública

Los consejos de administración de las grandes empresas en México quedan a deber en independencia.

La concentración del control en sus máximos órganos de gobierno hace que sus decisiones sean un caldo de cultivo para los conflictos de interés.

Un Consejo de Administración es el grupo de personas que toma las decisiones estratégicas de una empresa, velando por los intereses de los accionistas (propietarios) y orientando el quehacer del equipo directivo.

México es uno de los países donde los consejos son más numerosos, en promedio son integrados por 11 personas.

El estudio “Gobiernos corporativos e inversión extranjera directa en América Latina” reveló en que países los miembros de los consejos de administración son más propensos a tener conflictos de interés en la toma de decisiones.

Lo hizo a partir de medir la concentración o diversificación del control en una muestra de mil 071 empresas públicas de Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú y México.

 

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La concentración del control de la empresa en manos de los tres mayores accionistas es uno de los principales indicadores del estudio publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en junio de 2017.

Las empresas peor paradas en este indicador fueron las peruanas, donde en promedio, el 82% del control corporativo está en manos de los tres accionistas mayoritarios, le siguen las brasileñas con el 75%, ambas por arriba del promedio de los seis países que es 73%.

Los gobiernos corporativos mexicanos tienen el porcentaje más bajo con un promedio de 62% del control de la empresa para los tres accionistas mayoritarios.

Aunque el porcentaje es más bajo en México que en sus pares de América Latina, no deja de ser una proporción mayoritaria, es decir, hablamos de que -en promedio- más de la mitad del control de las empresas mexicanas está en solo tres manos.

El diseño institucional que permite la existencia de controladores mayoritarios abre la puerta para que extraigan beneficios privados ya que por su peso logran influir en las decisiones del consejo de administración o en los cargos ejecutivos.

Tres son las principales formas en que podrían influir los accionistas controladores para su beneficio. Primero, designando a un familiar, amigo o alguien menos calificado para ocupar una posición clave.

Segundo, influyendo en la compra de insumos y materiales a precios por encima del valor de mercado o la venta de productos y servicios por debajo del valor de mercado a organizaciones asociados con ellos.

Tercero, adoptando estrategias que promuevan agendas personales, familiares o políticas a expensas de los resultados de la empresa.

 

Un segundo indicador para medir los potenciales conflictos de interés es que el presidente del Consejo de Administración sea un independiente, es decir, que no sea trabajador, asesor, cliente o proveedor de la empresa, ni familiar de alguno de sus directivos o accionistas principales.

En México, ninguna de las empresas revisadas tiene un independiente como presidente del consejo y, en casi 30% de las corporaciones, el cargo es ejercido por el gerente ejecutivo mejor conocido como CEO, es decir, la misma persona que toma las decisiones estratégicas es quien dirige a la empresa operativamente.

 

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Un tercer indicador es la posesión de acciones por parte del presidente del consejo de administración. Cuando es mayor a 10% “hay una mayor probabilidad de que use su posición de influencia para beneficio propio”, señala el estudio de la Cepal.

En México 28% -casi una tercera parte- de los presidentes de consejo tienen más de 10% de las acciones de la empresa, la proporción más grande respecto de sus pares en América Latina. Perú y Argentina le siguen con un 15% de presidentes con más del 10% de las acciones.

En las empresas que operan en países en desarrollo -como los seis seleccionados- es más difícil que exista diversificación del control de la empresa, principalmente, debido a que los propietarios tienen pocas garantías de que las instituciones legales pueden proteger la información que tienen que difundir en este proceso, explica el informe.

Es decir, cuando una empresa ha crecido a tal tamaño que el fundador debe traspasar el control a un ejecutivo, este proceso implica entregar a externos una gran cantidad de información y si las instituciones legales no garantizan su seguridad los propietarios preferirán transferir el poder a alguien de confianza, ya sea un familiar o un interno a la empresa.

Si bien las empresas mexicanas no son las peor paradas en cuanto a la concentración del control corporativo, aún mantienen puntos débiles que les podrían llevar a incurrir en posibles conflictos de interés.

 

MÁS INFORMACIÓNGobiernos corporativos e inversión extranjera directa en América Latina, CEPAL

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