El liderazgo femenino abandona el traje masculino

Ahora las mujeres que están en el sector laboral diversifican su guardarropa, con faldas, vestidos, playeras y tenis.
12 Septiembre, 2018 Actualizado el 30 de Septiembre, a las 17:25
Ana Victoria García es empresaria y fundadora de Victoria147, no usa traje masculino. (Foto:Twitter @V147_org).
Ana Victoria García es empresaria y fundadora de Victoria147, no usa traje masculino. (Foto:Twitter @V147_org).
Arena Pública

El traje masculino como sinónimo de liderazgo dejó de ser la única opción para las mujeres.

A finales del siglo XX todavía era muy común que las profesionistas quisieran emular la vestimenta de sus pares masculinos para proyectar seriedad y autoridad; más aún cuando comienzaron a acceder a puestos ejecutivos o directivos. Pero las nuevas generaciones parecen alejarse de esos estereotipos.

Las mujeres son dinámicas y eso se refleja en su forma de vestir.

Poco a poco comienza a tambalearse el lugar privilegiado del traje. Ahora las mujeres intercalan su uso por un vestido, falda  o arman un conjunto de pantalón justo con un blazer más informal y una playera. Incluso los colores dejaron de reducirse a negro, gris o rojo, y ahora la gama es mucho más amplia.

 

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La nueva generación de diseñadoras también explica por qué están dejando el uso del traje poco a poco, sobre todo las nuevas generaciones. Estas mujeres jóvenes con nuevas ideas sobre la feminidad, diseñan para mujeres con necesidad de expresar su liderazgo sin sacrificar su identidad.

En México, las prendas de la diseñadora Lorena Saravia son ejemplo de este cambio. El perfil de sus compradoras encaja con el de una alta ejecutiva o directora: multifacética, de personalidad fuerte y alto poder adquisitivo, así lo describió en una entrevista para Forbes.

 

 

Apenas hace diez años aún no había muchas opciones de ropa para ir a trabajar más que el traje. Hoy el código de vestimenta predominante es casual. Las normas de cómo vestir ahora son flexibles. Tanto en hombre como mujeres, las personas quieren reflejar cómo son en la vida privada también cuando trabajan.

 

De la Primera Guerra a Coco Chanel

La adopción de la ropa masculina en las mujeres para ir al trabajo se remonta a 1914 cuando estalló la Primera Guerra Mundial y los hombres se marcharon a las trincheras. En esos años ellas sostuvieron la industria con un atuendo propio de las fábricas; es decir, pantalones y chaquetas, porque era el que les permitía mejor hacer sus actividades.

Después de la guerra, Coco Chanel es el segundo hito de la relación entre ropa masculina y poder y libertad. Vestía pantalones, camisas e incluso corbatas como burgués. La diseñadora pensaba que la ropa de mujer era contra natura. Su sello característico era la confección de prendas que mezclaban elementos masculinos y femeninos.

Aunque el tradicional traje vuelve una y otra vez a las profesionistas, también es cierto que buscan algo diferente. Ahora las nuevas prendas les permiten moverse con libertad y hay más opciones de elección que nunca antes. El liderazgo femenino ha tomado la oficina con su propia identidad al vestir.

 

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