La hipocresía en el gasto público

19 Diciembre, 2016
El Observador

Amarrarse el cinturón.

Es una frase coloquial muy gustada entre gobernantes, políticos y sus redactores de discursos en momentos de vacas flacas en las finanzas públicas. Es popular salir a decir que ‘hay que amarrarse el cinturón’. Da una imagen de responsabilidad, de esfuerzo, de prudencia. Con frases como ésta el político intenta identificarse con la dura realidad que vive el ciudadano de a pie.

Pero es hipocresía pura. Tretas para ganar imagen y votos en el futuro, nada más.

La difícil situación por la que atraviesan las finanzas públicas impone una revisión a fondo del presupuesto. Una reconstrucción de la estructura del gasto público y una cuidadosa revisión de cada uno de los compromisos que se han firmado; como la que ofreció el ex secretario Luis Videgaray con el presupuesto base cero, pero que no cumplió.

Sin embargo, la realidad es que el abultado gasto corriente que ejerce el sector público ha seguido intacto. Los onerosos compromisos que han firmado los funcionarios públicos con sus sindicatos no han cambiado un ápice. Un claro ejemplo es el convenio que los diputados firmaron en este año con su sindicato. Nada ha cambiado para ellos, aunque digan que se están ‘amarrando el cinturón’.

En 2016 la Cámara de Diputados contabilizaba 2,864 trabajadores, de los cuales 1,481 eran de base sindicalizados. Para 2017 este número se elevará ligaremente: Serán 2,903 trabajadores, con 1,492 de base sindicalizados.

El convenio de prestaciones que firmaron los legisladores con el Sindicato de Trabajadores de la Cámara de Diputados es tan jugoso para los trabajadores, que muchos de ellos obtienen prestaciones que equivalen a más de 4 veces su salario anual.

No hay espacio suficiente para describir todas y cada una de las prestaciones listadas en las 16 páginas del Convenio que reciben los trabajadores de la Cámara, pero le describo solo algunas:

Como “Apoyo a la economía familiar” la Cámara entrega a cada trabajador el equivalente a 73.36 días de salario mínimo al mes en dos exhibiciones, además de los $2,350 pesos mensuales que recibe cada trabajador de la Cámara en “Vales para Tiendas de Autoservicios”.

Y aunque pareciera redundante, cada trabajador también recibe de la Cámara una “Ayuda Mensual para Renta, Transporte y Despensa” equivalente a 30.11 días de salario mínimo. Y como pilón, la Cámara les otorga cada mes el equivalente a 8.03 días de salario mínimo por algo que se denomina “Prestación Sindical”, monto que se incrementa dependiendo de la antigüedad del trabajador.  Así que, tan solo en estas cuatro prestaciones, los trabajadores de la Cámara de Diputados reciben por lo menos $10,493.95 pesos cada mes.

Pero eso es solo el comienzo de la larga lista de prestaciones. En calidad de “Gratificación Anual” (independientemente del aguinaldo) la Cámara entrega en diciembre el equivalente a 20.40 días de salario mínimo a cada trabajador. También otorga el equivalente a 20.62 días de salario mínimo como “Ayuda para la Cena de Navidad” para cada uno de sus trabajadores y, además, el equivalente a 45.22 salarios mínimos al año en “Ayuda de Pasajes” que se entrega en dos exhibiciones.

En el Día del Trabajador de la Camara de Diputados (5 de agosto) los repartos de dinero que hace la Cámara son generosos. Por “Día de Asueto” se entrega a cada trabajdor el equivalente a 23.51 días de salario mínimo, y como “Estímulos por antigüedad” se entrega un mes y medio de la percepción total al cumplir 10 años, cuatro meses por cumplir 15 años y cinco meses del total de las percepciones por cumplir 25 años.

Y por si esto no fuera suficiente, la Cámara entrega 60,662.20 salarios mínimos anuales (4.43 millones de pesos) para el “Fomento Deportivo y Turístico” de los trabajadores, además de 7,250 salarios mínimos para los festejos del “Día de Reyes”, “Día del Niño”, “Día de la Madre” y “Día del Padre”.

La Cámara de Diputados también paga a cada uno de sus trabajadores el 100% del salario como prima vacacional al año, el equivalente a 32.30 días de salario mínimo como “Ayuda Anual para la Compra de Útiles Escolares”; el equivalente a 23.18 días de salario mínimo como “Ayuda para la Compra de Anteojos”; y 3,530 pesos adicionales al año como “Ayuda para Transporte; así como el derecho de 9 días económicos al año.

La lista de prestaciones del Convenio no para y se leen ayudas para impresión de tesis de los hijos de los trabajadores, estímulos por puntualidad y asistencia, becas para los hijos de los trabajadores, 90% del salario mínimo mensual el 1 de mayo para la compra de un “traje decoroso”, o la entrega de 19 días de salario mínimo para la compra de un uniforme deportivo en el día de la Revolución Mexicana. Pero eso no es todo porque la lista de prestaciones continúa. Prestaciones que –por cierto- se incrementarán 9.6% por ciento a partir del 1 de enero próximo porque están expresadas en salarios mínimos.

Éste es solo un ejemplo del tipo de convenios que se firman en el sector público y que han seguido engordando los gastos corrientes de las finanzas públicas, mientras que legisladores, políticos y altos funcionarios del gobierno y de los poderes autónomos siguen llenándose la boca con declaraciones sobre políticas de austeridad.

 
Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.