El viacrucis del transporte público para las mujeres

Más de 90% ha sido víctima de algún tipo de agresión; la autoridad poco ayuda para frenar este fenómeno.
15 Noviembre, 2017 Actualizado el 10 de Agosto, a las 09:04
Viajar en transporte público, un deporte de alto riesgo para las mujeres de la CDMX.
Viajar en transporte público, un deporte de alto riesgo para las mujeres de la CDMX.
Arena Pública

No importa la hora o la zona de la ciudad en la que viaje, las mujeres tienen altas probabilidades de ser acosadas en el transporte público y las acciones del gobierno para evitarlo se han quedado cortas.

El transporte público de la Ciudad de México ocupa la segunda posición como el más inseguro y en el que las mujeres sienten mayor temor en un estudio que analizó 16 de las ciudades más pobladas del mundo.

Bogotá tiene el nada honroso primer lugar y en el tercero y cuarto peldaño están las ciudades de Lima, Perú y Nueva Delhi, India.

¿Cuál es la situación para que el transporte público de la capital del país tenga tan mala imagen este sus usuarias? No se trata de percepción sino de hechos, pues más de 90% de las mujeres reconocer haber sufrido algún tipo de acoso o violencia.

Así lo refleja el Diagnóstico sobre la Violencia contra las Mujeres y Niñas en el Transporte y el Espacio Público de la Ciudad de México elaborado por ONU Mujeres y presentado en marzo de 2017.

 

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El estudio revela que para una mujer que debe usar el transporte público de la capital es casi inevitable enfrentar algún tipo de violencia o acoso.

Más de nueve de cada 10 (93%) dicen ser víctimas de miradas lascivas, 80% reconoce que alguna vez le chiflaron, 70% ha sufrido acercamientos o majaderías sexuales y 65% ha padecido algún contacto impropio.

 

La mayor parte de las agresiones se da entre el mediodía y las seis de la tarde.

 

Para este diagnóstico se aplicó una metodología mixta en la que el equipo de ONU Mujeres realizó grupos focales con informantes clave: mujeres de edad representativa, mujeres indígenas, mujeres con algún tipo de discapacidad, hombres, operadores de transporte público concesionado y servidores públicos de Metro y Metrobús.

 

El círculo vicioso

De ahí se pueden generar varias conclusiones de cómo el círculo vicioso de la violencia hacia las mujeres las pone en una situación de indefensión.

Por ejemplo, los conductores de microbuses, combis y autobuses de transporte público –el principal medio de traslado en la capital del país- tienen muy poco reconocimiento del acoso como un problema y admiten que la saturación en el transporte a ciertas horas, así como el tránsito por ciertas avenidas pueden generar escenarios propicios para las agresiones sexuales.

 

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Pero hay más, las condiciones del transporte público capitalino propician que los choferes sean, en muchos casos, los agresores y no los defensores de las mujeres.

ONU Mujeres reveló que, a propósito, los operadores de micros ponen asientos más altos; tornillos para forzar el desprendimiento de ropa y ofrecer así a las mujeres el asiento al lado del conductor para luego forzar tocamientos al cambiar la velocidad.

 

Los operadores de microbuses generalmente son parte del problema y no de la solución.

 

Cuando la situación de acoso no proviene del chofer, sino de algún pasajero, los operadores de micros reconocen que no tienen condiciones ni garantías óptimas para intervenir. Algunos mencionan haber sido víctimas de venganzas por defender a alguna persona.

 

En total desprotección

Si se trata de analizar la situación de la autoridad, tampoco se encuentra un panorama muy halagador, pues los policías lejos están de ser la mejor herramienta para sancionar esta conducta.

Las mujeres policías sostienen que los procesos de denuncia son lentos, largos y no garantizan los derechos de las víctimas; en cambio, sus colegas hombres sostienen que algunas víctimas son responsables de los tocamientos o frases sexuales por su forma de vestir.

 

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En general, los policías de la capital reconocen que el estado de la infraestructura y la saturación del servicio, aunado a la acotada capacidad de reacción de los oficiales, hace que los tocamientos sean inevitables y generan un ambiente propicio para la agresión.

Para ONU Mujeres, el marco normativo actual para frenar la violencia contra las mujeres en el transporte púbico tiene importantes avances, pero con grandes retos para avanzar en la conceptualización clara de conductas de violencia sexual específicas contra las mujeres y niñas, dicho de otra forma, en el papel hay candados que en los hechos no se aplican.

 

El proceso de denuncia es burocrático y en muchos casos la mujer termina revictimizada.

 

Adicionalmente, en la Ciudad de México –a pesar de definirse como una ciudad progresista- los niveles de conocimiento sobre lo que son las agresiones sexuales y de violencia a las mujeres son bajos, lo que ha generado a la “naturalización de la violencia sexual” en la que muchos lo ven como un fenómeno habitual y “aceptable”.

“A partir del diagnóstico, se destaca la necesidad de contar con una estrategia integral, que promueva cambios estructurales orientados al logro de la igualdad de género, así como el desarrollo de políticas y programas que estén integrados con la planeación y el presupuesto de la ciudad”, sugiere el organismo.

 

Posibles soluciones

Para ello proponer revisar el marco normativo, los procedimientos y los protocolos de actuación para prevenir, atender, sancionar y eliminar todas las formas de violencia sexual contra las mujeres.

Otra alternativa para detener el fenómeno consiste en incluir el delito de hostigamiento sexual en la legislación local, tipificándolo de tal forma que permita acreditarlo en la práctica de manera eficaz y no revictimizante, y que pueda ser perseguido de oficio.

Sin embargo, lo más importante es que las políticas que diseñe la autoridad de apliquen a fin de que las mujeres se sientan más seguras al usar el transporte público.

 

MÁS INFORMACIÓN: Diagnóstico sobre la Violencia contra las Mujeres y Niñas en el Transporte y el Espacio Público de la Ciudad de México, ONU Mujeres, marzo de 2017.

MÁS INFORMACIÓN: El porqué de la relación entre género y transporte, Banco Interamericano de Desarrollo, 2016.

MÁS INFORMACIÓN: El transporte público en ciudades latinoamericanas es el más peligroso para las mujeres, fundación Thomson Reuters, octubre de 2014.

 

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