¿Importan los medios públicos en la era digital?

Urgen medios públicos locales independientes, no medios gubernamentales.
10 Marzo, 2019
Sinapsis
A la memoria de Grace Quintanilla, portento de creatividad,
armonía, amor y entrega a la cultura y las artes.

 

En medio de océanos de contenidos sonoros y audiovisuales y dispositivos fijos y móviles para escucharlos y verlos bajo demanda, además de periódicos digitales, portales noticiosos en diversos formatos y plataformas y redes sociales; es oportuno y relevante cuestionarnos si necesitamos hoy medios públicos financiados por los contribuyentes de impuestos federales y estatales para tener un acceso pleno a la información plural, la diversidad cultural y lingüística  que buscamos en la radio y TV locales.

Una respuesta teóricamente razonable pareciera ser: sí son necesarios en un sistema democrático para acceder a información expresada y analizada con otro lente, para difundir la diversidad cultural, educativa y artística que no nos brinda la televisión comercial cuyo único criterio de distribución de contenidos es el rating o volumen de audiencia que un cierto tipo o género de programa alcanza.

La realidad es un poco más complicada. Por escasez presupuestal, por el afán de control político de un medio estatal para seguir la añeja tradición, por haber prohibido al órgano regulador IFT regular, vigilar y sancionar a los medios de radiodifusión a pesar de ser servicios públicos, o por falta de cuadros profesionales e independientes y de audiencias con derechos exigibles, o por todo lo anterior, las radiodifusoras públicas estatales, principalmente, lejos están aún de producir contenidos independientes de calidad para hacer realidad los loables y retóricos objetivos que la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) enunció en su artículo 223.

Hagamos este ejercicio: Eres un o una televidente jalisciense, por ejemplo, que gusta de contar a primera hora con noticias de tu municipio, el clima y eventos locales o bien un documental sobre artes jaliscienses y la historia del tequila. Puedes prender tu televisor con antena aérea o tu PC o tu dispositivo móvil o tu servicio de televisión de paga y sintonizar el Canal 7 del Sistema Jalisciense de Radio y TV.

Ahí encontrarías a primera hora las noticias de Canal Once que se producen y emiten desde el IPN en la Ciudad de México, o bien un poco más tarde el programa Hecho en Alemania, o Enfoque Europa o Europa Max, y más tarde los Sabores de Chiapas, Pueblos Mágicos de México y y en la noche Noticias C7. Información tomada de su barra programática: http://c7jalisco.com/c7-jalisco.html.  ¿Y los contenidos locales en donde quedaron?

 

Es oportuno y relevante cuestionarnos si necesitamos hoy medios públicos financiados por los contribuyentes -con impuestos federales y estatales- para tener un acceso pleno a la información plural, la diversidad cultural y lingüística  que buscamos en la radio y TV locales.

 

Pero si vives en Saltillo, Coahuila la situación es peor, pues si pretendes sintonizar el canal XHPBSA-TDT del Gobierno del Estado de Coahuila, no verás nada pues ni siquiera está al aire aunque desde diciembre de 2017 le fue entregado el título de concesión respectivo. Tras sendas búsquedas, no encontré información alguna sobre esta frecuencia hasta hoy inutilizada en perjuicio del público coahuilense.

Por cierto que el estándar de independencia editorial, participación ciudadana y rendición de cuentas que el Gobierno de Coahuila propuso para su canal, se aleja mucho del estándar internacional de televisión pública, que por ejemplo regula, sí, regula, OFCOM  en su Código de Radiodifusión.

Finalmente si eres como yo, chilanga que sueña con un canal de televisión de la Ciudad de México que podría contar innumerables historias sobre su gente, sus barrios,  el centro histórico, sus orígenes, su gastronomía y museos, sus problemas y retos, sus rincones y lado oscuro y convocar a los capitalinos a hacer comunidad en las alcaldías para colaborar con y vigilar a las autoridades locales o bien hacer un programa de difusión sobre la nueva Constitución de la Ciudad de México y sobre lenguas y artes indígenas en este Valle de México, pues tendrás que esperar.

No porque no haya un canal CDMX. Lo hay, es el canal Capital 21.1 que no muchos conocen ni ven porque desde su creación y durante la administración de Miguel Mancera, el canal se condujo en un tono grisáceo y mediocre que algún día los entonces responsables de su dirección y administración nos habrán de rendir cuentas a los capitalinos que con nuestros impuestos financiamos dicho canal sin ver beneficio cultural e informativo alguno.

Hoy Capital 21 busca reinventarse y superar la crisis en que lo recibió la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Hoy produce y transmite dos noticiarios locales en vivo, sus directivos tienen toda la voluntad, creatividad y liderazgo como para dar un giro de 180 grados a los contenidos y misión del canal y de crear un verdadero medio público, no gubernamental, pero falta que los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Ciudad le dan el presupuesto suficiente, la libertad de maniobra y se abstengan de intervenir y pretender controlar o persuadir al canal de difundir o no difundir ciertas noticias, opiniones  o análisis.

Así lo ordena la Constitución Federal y la Constitución local: medios públicos con independencia editorial, suficiencia presupuestal, acceso ciudadano a participar, rendición de cuentas y contar con defensor de las audiencias y código de ética.

Los medios públicos mexicanos federales y estatales, radio y televisión, son importantes si logran desvincularse del poder político y ello es difícil si dependen casi totalmente del presupuesto federal o estatal y si la concesión respectiva se sigue otorgando al Gobierno del Estado en cuestión; pero podrían idearse mecanismos para evitar que el dinero fluya solo si el gobernador en turno lo autoriza o si el gobierno federal lo consiente.

Hay mecanismos de gobernanza para reducir el control político de los medios pero ello no se logra con fórmulas como los lineamientos que regulan el artículo 86 de la Ley que solo agudizan las habilidades de simulación tan magistralmente aplicadas en México, con esta veneración al protocolo, la forma y los papeles como si los cambios en prácticas  se cristalizaran en un papel.

Los medios públicos necesitan audiencias, no tienen que ser masivas pero necesitan tenerlas, medirlas, conocerlas, dialogar con ellas y ser responsivos ante su público que debe tener voz y voto en los Consejos editoriales y no solo voz en un consejo ciudadano al que la dirección no hace caso. 

Los medios realmente públicos, cuentan historias relevantes y no tienen por qué ser acartonados ni oficialistas; ofrecen algo que hoy no se ofrece en los medios comerciales o en las redes sociales. Procuran atraer productores nacionales independientes, concursan fondos para producir contenidos con temáticas, narrativas, formatos y propuestas mexicanas, innovadoras con las que se identifiquen sus audiencias locales.

 

Los medios públicos necesitan audiencias, no tienen que ser masivas pero necesitan tenerlas, medirlas, conocerlas, dialogar con ellas y ser responsivos ante su público que debe tener voz y voto en los Consejos editoriales y no solo voz en un consejo ciudadano al que la dirección no hace caso.

 

Son relevantes para dar acceso a la información y a la cultura, para difundir la diversidad lingüística y cultural mexicanas, no alemanas (tengo gran respeto por la DW pero dudo que en Colonia, o en Hamburgo la programación de sus canales públicos sea mexicana a falta de contenidos alemanes).

Bienvenido el intercambio cultural entre naciones siempre y cuando sea de dos vías y que en medios públicos haya una notoria producción mexicana, local, independiente, y el uso de múltiples lenguas nacionales, tenemos 68!

Los medios públicos sobrevivirán la era digital en la medida que adopten plataformas digitales y lleguen a los dispositivos móviles y más aún que sus contenidos y programas estén visibles, sean fácilmente encontrables, como los de NPR, la radio pública nacional de los EUA que mediante una “app” fácilmente encuentras sus contenidos. 

Los medios públicos no tienen que llegar a las masas, cada vez más serán medios de nicho porque lo cultural, lo alternativo o bizarro, lo comunitario, lo étnico y lo educativo no son hoy en México contenidos de la preferencia general pero no importa, si a una minoría le gusta la cultura, las lenguas originarias, la historia del henequén o de la arquitectura maya que bueno que puedan acceder a ella a través de la radio y tv públicas.)

Poco a poco, generación tras generación, cuando desde la niñez vas siendo expuesto al arte, a la historia, a museos, a documentales, a narrativas culturales, ello va permeando tu mente, ampliando tus horizontes y lentes con los que ves al mundo y entonces quieres conocer y saber más y entonces buscas contenidos diversos. Igualmente en tratándose de información hoy es especialmente importante que los medios públicos se alejen o mantengan alejados del poder político.

Un noticiero oficialista, sesgado es un grave riesgo a la democracia y al acceso a la información. La crítica le hace bien al poder, no hay nada que temer, estoy segura de que el Consejero Jurídico comprende muy bien la absoluta necesidad de respetar la libertad de expresión de los medios públicos (y privados claro), de no pretender controlarlos, centralizarlos ni sujetarlos a estructuras como la Secretaría de Gobernación.

Siempre es importante releer los artículos 6º. y 7º de nuestra Constitución y pegarlos en Palacio Nacional. Ni control del papel, del espectro radioeléctrico, ni de los recursos a medios incómodos, ni más periodistas sacrificados, silenciados ni despedidos por “recortes presupuestales”.

Los medios y productores de contenidos públicos, como entes esencialmente creativos, habrán de encontrar mecanismos disruptivos y más cercanos al público que al gobierno o al mercado para financiarse, reinventarse e independizarse.

Deben apostarlo todo para presentar algo inédito y sin necesidad de grandes producciones millonarias teniendo clara la misión, principios y herramientas a su alcance. Si algo hay en México es ingenio, arte, diversidad, historia, colores y sabores, lenguas y culturas, biodiversidad, mezclémoslos para producir buenos contenidos públicos.

Las generaciones de niñas, niños y jóvenes los necesitan y merecen ante las enormes carencias educativas en México, los ciudadanos lo exigimos como una de las libertades más preciadas: la de expresar y también acceder y buscar ideas, información, análisis, y expresiones culturales y lingüísticas diversas.

NOS URGEN MEDIOS PÚBLICOS LOCALES INDEPENDIENTES, NO GUBERNAMENTALES.

 

@LabardiniA

 

Adriana Labardini Adriana Labardini Abogada mexicana, especialista en regulación, competencia y políticas públicas de TIC para el desarrollo. Asesora y consejera de la organización Rhizomatica. Fundadora y Vicepresidenta de Conectadas, Red de mujeres líderes por la igualdad de género. Fulbright y Ashoka fellow. Consejera Académica en la UIA- Derecho. Egresada de la Escuela Libre de Derecho con grado de maestría de la Universidad de Columbia en Nueva York. Interesada en el comportamiento humano, la empatía, los modelos disruptivos de desarrollo, culturas y lenguas originarias, neurociencia, innovación por diseño, historia de las ciencias de la computación y danza.